El Jazz y la pasta tienen una extraña conexión. Hay cierta intimidad en esa relación. ¿Será producto de lo “elaborado” de ambas situaciones?

Convengamos que hacer una buena pasta casera puede ser complejo, lo mismo que lo es destacarse en el competitivo mundo del jazz. Esta unión también se ve reflejada en las cartas de algunos de los cafés de jazz más famosos del mundo. Por ejemplo el Blue Note de Nueva York ofrece Farfalle veganos en salsa de hongos, tomate y albahaca, Rigatoni con langostinos grillados y parmesano. Otro clásico del jazz neoyorquino el Iridium ofrece un menú italiano temático en el que se destacan los fingers de polenta al pesto y los ravioles de quesos, tomate seco y setas.

Para homenajear esta curiosa unión, daremos nuestra versión del plato que ofrece el Birdland, otro de los históricos clubs de jazz neoyorquinos: esto es “Rigatoni con berenjenas, ricotta y salsa de tomate”. Una receta sencilla pero que requiere algo de coordinación para llegar a buen puerto, como todo buen ensamble de jazz necesita para dar una sesión memorable.